domingo, 6 de abril de 2014

Madre

Madre se iba haciendo vieja, y nadie sabrá nunca lo que cada instante podía pasar por aquella cabeza revuelta de miedos y angustia. Todo a nada, sin duda el negocio perfecto para indeseados, la mujer de carne viva, de memorias constantes y piel de estremecer. El rickshaw de toda culpa, ligera a la vista, nunca pudo nadie cargar tanto desencuentro; eterno perdón, olvido imperfecto.Su aliento mi ultimo embite, sus manos se van arrugando y en cada pliego de su piel cien mil gorriones que prendieron vuelo, y ella aún dice "adiós" con la mano desde el suelo.
Nunca podré decir que tuvo una vida apasionante, que un día hizo las maletas y se largo a conocer otros mundos y empaparse de su aroma. No, madre no sabe disfrutar la vida, tiene una obsesión irrefrenable con su entorno, complejo de motor a todo gas hasta que el motor reviente de tanto calor o exceso de kilometros; demasiada cuesta para una sola locomotora.
Con la intranquilidad de nunca entenderla pasan los dias y nada cambia, su rumbo se torna mas oscuro a cada paso. Sin embargo, es imposible no adorarla, un kamikaze al que no le tiembla el pulso; manera complicada de ver la vida. Lo único que me consuela es su fe inquebrantable, esa que le saca de los abismos más oscuros; cuando parece que ya todo esta perdido, Madre siempre encuentra un rincón para la esperanza. 

lunes, 24 de marzo de 2014

No estás

Hoy me he decidido a crear un blog; uno más serio, sin presiones dependiendo del lector, sin temblor de manos dependiendo del destino. Quisiera que las letras fueran carne viva y, si acaso, poder contagiarlas sobre otras pieles.
Como estreno he decidido elegir un poema que escribí hace ya más de tres años, cuando la responsable de sacarme a la luz de este mundo que a veces brilla, decidió que era tarde, y se fue con mis manos vacías.


No estás

Puedo inundar el Mar de la Tranquilidad,
abarcar los abismos oscuros, incendiar el desierto,
descubrir nuevos mundos, destrozar mis infiernos,
perder la fe, retenerte en suspiros y sueños,
alcanzar el origen y no tener miedo.

Puedo colgarme a tu espalda, sin permiso,
doblar la esquina de la incertidumbre,
elegir el giro y volver a equivocarme,
emocionar sin hablar, crecer y crecer,
arrebatar las cenizas de esperanza.

Puedo esperarte sin prisa,
donde acariciamos el cielo y sudamos,
soñarte desnuda en el umbral de mi llanto,
enamorar de un vistazo, deshacerme en tinta,
mi boca en tu frente, la cruz del resguardo.

Puedo imaginar, recrearme en imposibles,
ser Dios, juez y castigo,
hacer flotar sus mundos con un grito,
hombro de lágrimas y festejos,
sonreír por no ser hoy, por serlo,
rezar hasta no aguantar su peso.

Pero no habrá nudo de cuerpos,
no esperarás por sorpresa, 
no te sentarás a mi lado,
no, porque no estás,
porque no estás.